viernes, 4 de noviembre de 2011

Las nuevas claves del lockout

Los Angeles, 4 de noviembre de 2011.- La batalla por cerrar el cierre patronal en la NBA se agría. Varios medios estadounidenses, incluyendo ESPN y Yahoo! Sports, adelantaron durante la noche del jueves que varios jugadores conversaron via telefónica con un abogado especializado en leyes anti-monopolio. El motivo: discutir la posible disolución del NBPA (sindicato de jugadores de la NBA). All-Stars como Paul Pierce, Dwyane Wade, Jason Kidd o Blake Griffin estarían entre los participantes de esta iniciativa.

Esta disolución del sindicato (o "decertification", en su denominación en inglés) caería como una auténtica bomba en las complicadas negociaciones entre NBA y jugadores para firmar un nuevo convenio colectivo que sustituya al que expiró el pasado 30 de junio. El "lockout" o cierre patronal que los propietarios impusieron el 1 de julio, aún en vigor, estaría en el ojo del huracán.



¿Cuál es el objetivo de una disolución del sindicato?

La legislación en Estados Unidos prohibe de forma explícita las prácticas monopolístisticas, y considera delito la alianza de las compañías que copan el mercado en un sector concreto para fijar precios y salarios. La razón es sencilla, una mayor competitividad entre empresas favorece precios más bajos y sueldos más elevados para atraer a consumidores y trabajadores, amén de obligarles a invertir en mejorar la rentabilidad y la calidad de sus productos.

Pero estas leyes (denominadas "anti-trust" en inglés) tienen una excepción bien clara en materia laboral: los convenios colectivos. Estos acuerdos fijan de forma común la relación entre las empresas de un sector y su trabajador, incluyendo los salarios. Durante el proceso de negociación de un convenio, se protege la acción colectiva de los empresarios de las leyes "anti-trust". Pero con una contrapartida: también los trabajadores tienen que estar asociados entre ellos en forma de sindicato.

Y ahí es donde la disolución de la unión legal puede alterar todo el proceso. Si los trabajadores (o en el caso concreto de la NBA, los jugadores) deciden disolver el sindicato o, lo que es lo mismo, representarse "a si mismos", los propietarios dejan de estar protegidos de las leyes anti-monopolio, por lo que cualquier concertación para fijar salarios y condiciones es ilegal. Esto haría explotar por los aires conceptos básicos en la NBA como el tope salarial o el draft. Fijar un máximo de límite de gasto en sueldos, o repartirse los "trabajadores", si bien garantizan la competitividad deportiva, atenta directamente contra la leyes anti-monopolio.

Pero, lo más importante, el "lockout" en sí estaría también amenazado. Los jugadores podrían llevar a los propietarios ante la justicia por mantener de forma concertada un cierre patronal, algo legal en un marco de convenio colectivo, pero ilegal sin un sindicato con el que negociar. Una decisión judicial favorable al levantamiento del "lockout" permitiría a los jugadores poder utilizar las instalaciones de sus equipos, y cobrar los sueldos garantizados por contrato (y, de paso, cerrar el periplo "FIBA" de los jugadores con contrato NBA en vigor fuera de Estados Unidos como Deron Williams o Rudy Fernández)



¿Estrategia negociadora o amenaza real?

No casualmente, esta amenaza de disolución del sindicato coincide con la celebración este sábado de una nueva reunión negociadora entre NBA y jugadores. Será un arma que el director ejecutivo del sindicato, Billy Hunter, y el presidente Derek Fisher podrán utilizar para intentar forzar un acuerdo y evitar que el proceso de disolución arranque.

A estas alturas, pocos dudan que la negociación se asemeja a una partida de poker donde cada participante ha ocultado algunas cartas. En este contexto, el sindicato acaba de mostrar su último comodín disponible.

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